La puerta abierta de par en par era una sugestiva invitación al recuerdo,
El hombre traspuso el umbral y se adentro en esa sala de sueños.
Al fondo un piano de cola y sobre el brillaba, una roja rosa.
Por un instante, por un segundo imágenes de esa sala se adueñaron
de ese pequeño hombre enfrascado en la melodía y en la rosa.
Primero fue el rostro de su hermana mayor, estudiando filosofía,
al instante la de su hermana menor, leyendo algún texto de Freud,
luego el de su hermano enfrascado en los mil vericuetos de la medicina,
y por fin él, sumergido entre códigos y leyes.
La sala parecía, por momentos recobrar sus viejos brillos,
de aquellos años de juventud, de ilusiones, de utopías, de sueños;
de repente, sus habitantes habían desaparecido,
la melodía que se desprendía del viejo piano sonaba intensamente
y la rosa, la rosa seguía brillando.
Junio 2009
Fernando Iglesia
LA ULTIMA FUNCION
Hace 15 años
Qué hermoso es este texto.
ResponderEliminarte quiero